16 de febrero de 2010

comida japonesa es saludable ...?



Cuidado con las salsas y las frituras

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Para muchas personas la comida japonesa es sinónimo de exotismo, sencillez y singularidad. Pero otras tienen dudas relacionadas tanto con el equilibrio dietético de los menús (debido a la sal y al picante de los condimentos o a las frituras) como con la seguridad alimentaria, ya que el pescado crudo es uno de los platos estrella de la carta.
El estilo genuino de alimentación japonés se ha caracterizado de manera ancestral por la sobriedad, la calidad y el equilibrio de sus ingredientes. El patrón tradicional de la alimentación nipona ha destacado por utilizar en abundancia los productos de origen vegetal (arroces, vegetales o derivados de la soja como tofu o tamari) y el pescado. Este perfil de consumo ha supuesto a la dieta japonesa el apelativo de "la otra dieta mediterránea". En la década de los años cincuenta, el "Estudio de los siete países", del que más tarde derivó el término "dieta mediterránea", ya destacó sus ventajas.
Ahora bien, hay que ser consciente de que el patrón de alimentación típico japonés (que sigue en el día a día la población japonesa) difiere, de manera sustancial, del tipo de comida y preparaciones que conforman la carta de los restaurantes japoneses. Comer en estos establecimientos implica tener en cuenta algunas consideraciones dietéticas:
Salsas saladas. El consumo exagerado de tamari o salsa de soja conlleva una elevada ingesta puntual de sodio: 100 gramos de salsa contienen unos 6 gramos del mineral, el equivalente a 10 gramos de sal común. Dos cucharadas de salsa de soja se consumen con facilidad en una comida si se usa para aderezar distintos platos; pesan unos 20 gramos y proporcionan 1 gramo de sodio. Las necesidades diarias de sal son pequeñas, unos 4 gramos por día, equivalentes a 1,6 gramos de sodio (1 gramo de sal contiene 390 miligramos de sodio). La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que las personas adultas no superen los 6 gramos de sal diarios o, lo que es lo mismo, 2,4 gramos de sodio.
En Japón, la costumbre original es añadir unas gotitas de tamari a algunas preparaciones, de manera que la salsa y otros alimentos ricos en sodio (algas, pescados ahumados...) se sirven en su justa medida como aderezos saborizantes. No se han confirmado evidencias que relacionen el consumo de estos alimentos ricos en sodio con un mayor riesgo de la población a padecer hipertensión arterial.
En el restaurante japonés, la diferencia estriba en que la disponibilidad de la salsa en los cuencos durante toda la velada, unido al desconocimiento de su consumo razonable, propicia que se abuse y que horas más tarde la necesidad de beber sea imperiosa. En consecuencia, se diluyen los jugos gástricos y se empeora la digestión de una comida que, bien elegida, resulta muy saludable. Si se frecuentan estos restaurantes, conviene recordar que un consumo habitual elevado de sodio se asocia a hipertensión y problemas de retención de líquidos.
Algas y yodo. La comida nipona se caracteriza por un uso extensivo de las algas. Estas verduras de mar son ricas en muchos nutrientes, algunos de ellos esenciales, y contienen una cantidad importante de yodo. Esta circunstancia es motivo suficiente para que las personas con problemas de tiroides o con antecedentes de trastornos con esta hormona rehúsen un consumo habitual.
Picantes y estómagos delicados. El comensal quizá desconoce que las salsas y condimentos fuertes y picantes son ingredientes característicos de la comida japonesa. Es fácil que su estómago no esté preparado para el ligero picor del jengibre y, todavía menos, para el intenso picante de la pasta de rábano picante o wasabi. La acidez y el ardor de estómago pueden devenir si se abusa de estos condimentos durante la comida. No obstante, la infusión de jengibre está indicada, según los tratados de medicina tradicional china y ayurvédica india, para resolver las malas digestiones con náuseas y vómitos.
Frituras y malas digestiones. La aparente sencillez de las recetas y el escaso procesado de los alimentos puede hacer pensar al comensal en una digestión relajada y sin mayores problemas, pero frente a esta idea hay más de una sorpresa. Algunas preparaciones como la tempura, que consiste en realizar un fritura ligera, con frecuencia, de vegetales, pescados y mariscos, puede aportar más aceite del recomendable. El inconveniente es general ya que la digestión es más costosa, si bien resulta peor para quienes sufren de digestiones pesadas, ya sea por tener el estómago delicado o por un funcionamiento lento del hígado y de la vesícula.
Cuestión de seguridad alimentaria
La escasa cocción a la que se someten algunos de los alimentos, unido al hecho de que la mayoría se manipulan demasiado, como el sushi, el sashimi o el maki-sushi, obliga a prestar una atención especial a todas las cuestiones de higiene alimentaria. El riesgo de infección por anisakis es un aspecto que no puede obviarse al analizar la cocina japonesa, siempre asociada al consumo de una de sus especialidades más típicas, el pescado crudo.
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Algunos de los platos japoneses más típicos y de más éxito son el sushi, el sashimi, la sopa de miso (muy digestiva), la tempura de verduras, pescados y mariscos y el teppanyaki. En todos ellos, las verduras, el pescado y el marisco son los alimentos protagonistas y, en muchos casos, el jengibre y la salsa de soja son los condimentos más utilizados para realzar el sabor de los platos.
Sushi. Con esta expresión se recoge un amplio abanico de platos cocinados con un arroz especial y otro ingrediente de relleno, en general, a base de pescado. También tienen cabida otros como pepino, aguacate, piña, plátano, huevo y una variedad de hortalizas. Se distingue el makizushi (sushi enrollado en alga nori), nigirizushi (bolita de arroz con el ingrediente "extra" en la parte superior), uramaki o sushi de california (con los ingredientes a la inversa, es decir, el arroz en el exterior y la alga nori en el interior), etc.
Sashimi. Pescado o marisco crudos (o un poco cocidos, como el pulpo) cortados en tiras finas. Al igual que el anterior, se acompaña de salsa de soja, wasabi y jengibre.
Sopa de miso. Plato tradicional que en Japón se toma en casi todas las comidas, incluso en el desayuno. Lleva como saborizante miso, un fermento de soja sola o mezclada con cereales. La sopa lleva a menudo trozos de algas o pescado desecado.
Tempura. Delicada fritura rápida, más habitual para verduras y mariscos. Es característica la forma de cocinar el producto "al dente". También se sirve acompañado de diversas salsas.
Teppanyaki. No es una receta en sí misma, sino una forma de cocinar a la plancha. En los restaurantes, los comensales pueden apreciar un espectáculo de habilidad culinaria porque se sientan en primera fila en torno a la plancha y ven al cocinero elaborar los platos.

salud osea:ante todo prevencion


La suplementación de terapias con vitamina D reduce el riesgo de fracturas óseas por osteoporosis en la tercera edad
Al igual que la hipertensión arterial y la arteriosclerosis, la osteoporosis se conoce como una epidemia silenciosa. Pese a que no se manifiestan síntomas al inicio, se la considera una de las enfermedades más comunes en nuestro país. Afecta a los huesos, sobre todo a las mujeres, y debido al aumento en la expectativa de vida se ha convertido en los últimos años en un verdadero problema de salud pública. No obstante, pequeños cambios en el estilo de vida estilo y un control médico en personas con riesgo de sufrir este trastorno metabólico, ayudarían a prevenir y a mejorar el resultado de los tratamientos. Sin olvidar el papel que juega un aporte suficiente de vitamina D.
Autor: Por JORDI MONTANER
Fecha de publicación: 31 de enero de 2010

- Se estima que la osteoporosis afecta a 3,5 millones de personas en España y a más de 200 millones de personas en todo el mundo. En nuestro país, cada año es responsable de, al menos, 100.000 fracturas óseas. "Constituye un problema de gran magnitud por su prevalencia, por la morbimortalidad que ocasiona y por el consumo de recursos sanitarios que conlleva", especifica Manuel Díaz Curiel, presidente de la Fundación Hispana de Osteoporosis y Enfermedades Metabólicas Óseas (FHOEMO). Para luchar contra sus consecuencias, esta asociación ha impulsado una campaña, en colaboración con la industria farmacéutica y a lo largo del territorio español, que hace hincapié en la necesidad de mantener unos niveles adecuados de vitamina D y calcio para conservar una buena salud de los huesos.
Concienciarse de su magnitud
La suplementación de terapias que eviten la resorción de hueso (desaparición total o parcial del tejido óseo) con vitamina D reduce de manera drástica el riesgo de fracturas óseas en la tercera edad como consecuencia de la osteoporosis.
El envejecimiento, una disminución de las hormonas sexuales y un estilo de vida inadecuado son factores de riesgo de una mala salud ósea
Seguir unas simples medidas higiénico-dietéticas y generalizar las pruebas que miden la densidad ósea en pacientes de riesgo, no sólo ayuda a prevenir su desarrollo, sino que minimiza las complicaciones asociadas, entre las que destacan, ante todo, las fracturas óseas.
Por ello, esta campaña tiene varias finalidades. En primer lugar, se pretende concienciar a la población, ya que la osteoporosis tiene una elevada prevalencia y causa complicaciones que afectan a la calidad de vida de las personas o pueden provocar un aumento de la tasa de mortalidad (sobre todo, por fracturas de cadera). "Otro de los objetivos es dar a conocer los principales factores de riesgo para la osteoporosis y enseñar cómo pueden modificarse estos perfiles mediante sencillos hábitos de vida y a partir de un diagnóstico precoz de la enfermedad", precisa Díaz Curiel.
Prevenir lo incurable
Debido a que tanto hombres como mujeres viven cada vez más años, los trastornos derivados de una mala salud de los huesos crecen en número y aumenta su complejidad. El envejecimiento, una disminución de las hormonas sexuales o un estilo de vida inadecuado son los principales factores de riesgo que apuntan a una baja densidad de masa ósea y que, por tanto, están detrás de buena parte de las fracturas osteoporóticas.
La inactividad física, los cambios dietéticos y los cambios hormonales debidos al envejecimiento y la inactividad redundan a menudo en una acusada reducción de la masa ósea. Según Díaz Curiel, es fundamental detectar de manera precoz a los pacientes asintomáticos, aunque con factores de riesgo para el desarrollo de osteoporosis: "La labor preventiva es la mejor terapia, sobre todo, en las personas que tienen factores de riesgo y tal vez ignoran el peligro al que exponen sus huesos".
Este especialista explica que las pruebas de diagnóstico precoz son incruentas y permiten tratar al paciente con el fármaco más adecuado para sus circunstancias personales. En algunos casos, la osteoporosis se debe a factores genéticos que no se pueden modificar, pero hay otros factores que sí se pueden y se deben corregir: el sobrepeso u obesidad, el tabaquismo, una menopausia prematura en el caso de las mujeres, el sedentarismo o un déficit dietético de calcio y vitamina D.
NIVELES INADECUADOS DE VITAMINA D


La vitamina D resulta clave para la prevención de las fracturas osteoporóticas, en especial, si se tiene en cuenta el déficit de esta prohormona (no tiene actividad hormonal por si misma) en la población anciana y que, asociada al calcio, ha demostrado en estudios clínicos ser capaz de disminuir el riesgo de fracturas óseas. También es esencial para el mantenimiento de la función muscular ya que facilita la absorción de calcio y fósforo a partir de los canales iónicos. Un aporte deficitario sostenido de calcio y vitamina D en la dieta contribuye a la pérdida de masa ósea, a la reducción de la resistencia del hueso y, en definitiva, dispara el riesgo de fracturas.
Pese a que en numerosas guías de tratamiento de la osteoporosis se recomiendan los suplementos con vitamina D en pacientes de riesgo, su déficit es el talón de Aquiles en la prevención de la enfermedad. Así se ha puesto de relieve en un estudio presentado en el congreso anual de la American Society for Bone and Mineral Research (ASBMR), llevado a cabo por especialistas de Francia y España. El trabajo ha evaluado el nivel de vitamina D y de calcio en un total de 414 mujeres osteoporóticas con una edad superior a los 50 años.
Un nivel inadecuado de esta vitamina impacta de forma negativa en la absorción del calcio, acelera la pérdida ósea y el riesgo de fracturas
En él se destaca que la mayor parte de las pacientes, a pesar de estar diagnosticadas, no alcanzaba los niveles recomendados de vitamina D. Los investigadores también evidencian que un nivel inadecuado de esta vitamina impacta de forma negativa en la absorción del calcio, acelera la pérdida ósea y el riesgo de fracturas. "De hecho -añade el presidente de FHOEMO-, se ha demostrado que la administración asociada de vitamina D y calcio disminuye la incidencia de fracturas osteoporóticas y que unos niveles adecuados de esta vitamina son necesarios para optimizar los resultados obtenidos en pacientes osteoporóticos tratados con bifosfonatos". Los bifosfonatos son un fármaco que se utiliza en la prevención y el tratamiento de enfermedades con resorción ósea, como la osteoporosis.
Pese a que la vitamina D se sintetiza por la piel y que, desde siempre, se ha pensado que en España la intensidad solar permitía un buen aporte de ésta, el estudio da cuenta de que los niveles en nuestro país son, en general, bastante bajos. Por este motivo, es necesario un aporte mayor para que el intestino absorba el calcio y éste pueda fijarse al hueso. El problema es que no siempre se consigue un aporte adecuado de calcio y vitamina D sólo a través de la dieta. Desde la FHOEMO aconsejan recurrir a los aportes suplementarios de ambos, "excelentes también para que los fármacos antiosteoporóticos venzan la resistencia al hueso".

carnaval y cuaresma


¿Qué nos sugiere el Carnaval y la Cuaresma? El Carnaval es una festividad variable de acuerdo con el solsticio de primavera (en el hemisferio norte) puesto que los días de la Cuaresma se cuentan a partir del Domingo de Ramos con el cual comienza la Semana Santa. La primera luna llena de primavera determina la Semana Santa. La Iglesia Católica adaptó el calendario litúrgico a las fiestas paganas que seguían el ritmo de las estaciones del año que debían ser observadas en la cultura agrícola anciana.Desde la antigüedad se han establecido ciertas festividades anuales para marcar los solsticios, los equinoccios, la cuaresma, el carnaval, halloween, la Epifanía, etc. La Magia natural trabaja con las estaciones de la Tierra con respecto al Sol (primavera, verano, otoño, invierno), las fases de la Luna, los planetas, las estrellas. Descubrir esta vieja sabiduría es un modo de enriquecer nuestra vida y un indicio para actuar de manera conveniente, siguiendo el curso más favorable o evitando lo desfavorable. A este conocimiento también lo podemos aprovechar para aclarar y comprender algunos signos y símbolos de nuestras tiradas de Tarot, de Runas u otros oráculos, cuyo mensaje a veces es difícil de interpretar.
texto sacado de la pag adivinario