14 de marzo de 2010



COMO ORABA MAHATMA GANDHI



Escrito por Claudio María Domínguez
Domingo, 30 de Agosto de 2009 18:57
Mi Señor......Ayúdame a decir la verdad delante de los fuertes y a no decirmentiras para ganarme el aplauso de los débilesSi me das fortuna, no me quites la razón.Si me das éxito, no me quites la humildad.Si me das humildad, no me quites la dignidad.Ayúdame siempre a ver la otra cara de la medalla, no me dejes inculpar de traición a los demás por no pensar igual que yo.Enséñame a querer a la gente como a mí mismo.No me dejes caer en el orgullo si triunfo, ni en la desesperación si fracaso.Más bien recuérdame que el fracaso es la experiencia que precede al triunfo.Enséñame que perdonar es un signo de grandeza y que la venganza es una señal de bajeza.Si me quitas el éxito, déjame fuerzas para aprender del fracaso.Si yo ofendiera a la gente, dame valor para disculparme y si la gente me ofende, dame valor para perdonar.¡Señor...si yo me olvido de tí, nunca te olvides de mí!

gotas de amor para el alma


"Derrama Amor donde quieras que vayas, ante todo en tu propia casa. No dejes que nadie se acerque a ti sin que se despida sintiéndose mejor y mas feliz. Sé la expresión viviente de la bondad de Dios; bondad en tu rostro, bondad en tus ojos, bondad en tu sonrisa, bondad en tu cálido saludo..." MADRE TERESA



"No dejes que muera el día sin que hayan muerto todos tus rencores ghandi



Si un día tienes que elegir entre el mundo y el amor, recuerda: Si eliges el mundo quedarás sin amor, pero si eliges el amor, con él conquistarás al mundo" Albert Einsteino

escalando el monte de la cruz


mi esposo y yo decidimos tomarnos unos dias de descanso lo que comunmente se llaman vacaciones, nos fuimos a cordoba :Villa Carlos paz.

en las excursiones que hicimos uno de los guias nos conto hacerca del cerro de la cruz, de 2300 mtros de altura en cuya cima se encuentra la cruz de semento llevada por los lugareños a lomo de burra. y ahi no mas a enrique le entro a picar el bichito de la curiosidad.

Cuando volvimos al hotel me comento que el lo iba a escalar yo me sonrei y le dije que si, al otro dia bien temprano cuando me dispierto encontre una nota sobre el escritorio que decia me fui a escalar el monte vuelvo enseguida y efectibamente no habian pasado 2 horas y el ya estaba de vuelta contento contando lo hermoso que se veia la ciudad desde arriba y me entro a mi el bichito de la curiosidad y quise emprerder la subida al cerro obvio enrique no creia que podia subir(es que el piensa que soy debilucha)FUE TODO UNA AVENTURA YO CON MIS MAS DE 20 KLOS DE SOBREPESO LO ESCALE.Se veia la ciudad entera el lago los catamaranes el puente todo todo pero lo que mas me gusto fue la paz interior que sentia mientras subia ahi entre la flora la fauna y mi dolor de huesos me encontre con el dueño del universo me encontre con el maestro jesus y les puedo aegurar que aunque ahora este en bs as cierro los ojos y me vuelvo a encontrar en el monte

un fuerte abrazo de luz para todos y muchas bendiciones para comenzar la semana hasta pronto

nesecitaba un abrazo



Hace veinte años, yo manejaba un taxi para vivir. Lo hacía en el turno de la noche y mi taxi se convirtió en un confesionario móvil. Los pasajeros se subían, se sentaban atrás de mí en total anonimato, y me contaban acerca de sus vidas. Encontré personas cuyas vidas me asombraban, me ennoblecían, me hacían reír y me deprimían. Pero ninguna me conmovió tanto como la mujer que recogí en una noche de agosto.
Respondí a una llamada de unos pequeños edificios en una tranquila parte de la ciudad. Asumí que recogería a algunos saliendo de una fiesta o a un trabajador que tenía que llegar temprano a una fábrica de la zona industrial de la ciudad.Cuando llegué a las 2:30 am el edificio estaba oscuro excepto por una luz en la ventana del primer piso. Aunque la situación se veía peligrosa, yo siempre iba hacia la puerta. Este pasajero debe ser alguien que necesita de mi ayuda, razoné para mí. Por lo tanto caminé hacia la puerta y toqué... "un minuto" respondió una voz frágil. Pude escuchar que algo era arrastrado a través del piso. Después de una larga pausa, la puerta se abrió.Una mujer pequeña de unos ochenta años se paró enfrente de mí. Llevaba puesto un vestido floreado, y un sombrero con un velo, como alguien de una película de los años 40"s. A su lado una pequeña maleta de nylon. El departamento se veía como si nadie hubiera vivido ahí durante muchos años. Todos los muebles estaban cubiertos con sábanas, no había relojes en las paredes, ninguna baratija o utensilio. En la esquina estaba una caja de cartón llena de fotos y una vajilla de cristal.La señora repetía su agradecimiento por mi gentileza.- No es nada, -le dije-. Yo sólo intento tratar a mis pasajeros de la forma que me gustaría que mi mamá fuera tratada.- No, estoy segura de que es un buen hijo, -dijo ella-.Cuando llegamos al taxi me dio una dirección, entonces preguntó:- ¿Podría manejar a través del centro?- Ese no es el camino corto, -le respondí rápidamente-.- No importa, -dijo ella-. No tengo prisa, estoy camino del asilo.La miré por el espejo retrovisor, sus ojos estaban llorosos.- No tengo familia, -continuó-, el doctor dice que no me queda mucho tiempo de vida.Tranquilamente estiré mi brazo y apagué el taxímetro.- ¿Qué ruta le gustaría que tomará? -le pregunté-.Por las siguientes dos horas manejé a través de la ciudad. Ella me enseñó el edificio donde había trabajado como operadora de elevadores. Manejé hacia el vecindario donde ella y su esposo habían vivido cuando ellos eran recién casados. Ella me pidió que nos detuviéramos enfrente de un almacén de muebles donde una vez hubo un salón de baile, al que ella iba a bailar cuando era joven. Otras veces me pidió que pasara lentamente enfrente de un edificio en particular o una esquina; miraba en la oscuridad, y no decía nada. Con el primer rayo de sol apareciéndose en el horizonte, ella repentinamente dijo:- Estoy cansada, vámonos ahora.Manejé en silencio hacia la dirección que ella me había dado. Era un edificio bajo, como una pequeña casa de convalecencia, con un camino para autos que pasaba bajo un pórtico. Dos asistentes vinieron hacia el taxi tan pronto como pudieron. Ellos debían haber estado esperándola. Yo abrí la cajuela y dejé la pequeña maleta en la puerta. La mujer estaba lista para sentarse en una silla de ruedas.- ¿Cuánto le debo?, -preguntó ella-, buscando en su bolsa.- Nada, -le dije-.- Tienes que vivir de algo, -respondió-.- Habrá otros pasajeros, -le respondí-.Casi sin pensarlo, me agaché y la abracé. Ella me sostuvo con fuerza, y dijo:- ¡Oh, necesitaba un abrazo!Apreté su mano, entonces caminé hacia la luz de la mañana. Atrás de mí una puerta se cerró, fue un sonido de una vida concluida. No recogí a ningún pasajero en ese turno, manejé sin rumbo por el resto del día. No podía hablar, ¿Qué habría pasado si a la mujer la hubiese recogido un conductor malhumorado o alguno que estuviera impaciente por terminar su turno?. ¿Qué habría pasado si me hubiera rehusado a tomar la llamada, o hubiera tocado el claxon una vez, y me hubiera ido?En una vista rápida, no creo que haya hecho algo más importante en mi vida. Estamos condicionados a pensar que nuestras vidas están llenas de grandes momentos, pero los grandes momentos son los que nos atrapan bellamente desprevenidos, en los que otras personas pensarán que sólo son pequeños momentos.Las personas tal vez no recuerden exactamente lo que tú hiciste o lo que tú dijiste... pero siempre recordarán cómo los hiciste sentir


.Autor Desconocido


ESTE HERMOSO CUENTO FUE SACADO DE LA PAG. DE CLAUDIO DOMINGUEZ