1 de marzo de 2010



Cuando ataca la ansiedad: alimentarse bien
Hay estudios que demuestran que la dieta y los componentes de ciertos alimentos influyen en el estado de ánimo, para mejorarlo sirven ciertos aminoácidos y principios activos de plantas


La ansiedad es una alteración que se acompaña de sentimientos de angustia, desánimo y nerviosismo. Aunque se trata de un trastorno emocional, se manifiesta en gran medida físicamente, e influye sobre diversos órganos del cuerpo en forma de taquicardia, dolor estomacal, cefalea, diarreas o estreñimiento.
Lo primero, evitarla
Se puede controlar la ansiedad si se evitan los factores que la potencian como:
- Las dietas desequilibradas y deficitarias en hidratos de carbono, vitaminas y minerales, todos ellos necesarios para el buen funcionamiento del sistema nervioso.
- El desorden en las comidas. Por ejemplo, sí sólo comes dos o tres veces al día, transcurre demasiado tiempo entre una comida y otra, lo que acentúa la ansiedad.
- El abuso del alcohol, fumar, así como la ingesta de estimulantes (cafeína, teína, guaraná, etc.).
- La falta de descanso.
Si no se puede, combatirla
Si no se ha podido controlar, la alimentación también sirve para combatirla de modo eficaz:
· Amplia el número de comidas al día a 5 ó 6, respetando siempre los mismos horarios. Conviene que retrases unos minutos la comida a partir del momento en el que experimentes las primeras sensaciones de hambre.
· Come sentado, dedicando el tiempo necesario a cada plato y de forma ordenada.
· Después de servir la comida en el plato retira la fuente de la mesa.
· Evita sobre mesas excesivamente largas.
· Planifica los menús con antelación y en base a ellos, elabora la lista de la compra únicamente con los alimentos que sean necesarios. Intenta hacer la compra cuando no tengas hambre.
· Realiza actividades fuera de los horarios de comidas que no te permitan comer al mismo tiempo.
· Evitar tensiones que en primer lugar crean ansiedad y más tarde conducen a comer más de lo que se necesita.
Ayudarse con alimentos
Hay estudios que demuestran que la dieta y los componentes de ciertos alimentos influyen en el estado de ánimo. Entre ellos destacan las sustancias excitantes: cafeína, gingseng, guaraná, teína, teobromina, y las sedantes o relajantes como ciertos aminoácidos: componentes más simples de las proteínas, y principios activos de plantas como valeriana, hierba luisa, melisa, etc. Si bien queda mucho que investigar todavía sobre el tema, sí que conviene considerar al menos, aquello de lo que se tiene mayor certeza. Sustancias sedantes: triptófano, avenina y lactucina
Triptófano. Es un aminoácido esencial, es decir, un componente de las proteínas que ha de ser aportado necesariamente por la alimentación. A través de complejos ciclos metabólicos se transforma en serotonina en nuestro cuerpo. La serotonina, también llamada hormona del humor, es un neurotransmisor (mensajero químico) relacionado con el estado de ánimo y el buen humor, la sensación de plenitud gástrica y el apetito, y su concentración en el cerebro es directamente proporcional a la concentración de triptófano en el plasma y el cerebro.
Mantener unos niveles óptimos de serotonina en el organismo resulta muy beneficioso, ya que contribuye a calmar la sensación de hambre o apetito y hace que la ansiedad por fumar de nuevo sea menor.
El triptófano está presente en huevos, lácteos, pescados, carnes, legumbres (soja), frutos secos y en frutas como el plátano o la piña.
Avenina. Es un componente de la avena en la que se encuentra en pequeñas cantidades. Esta sustancia tiene un efecto sedante suave. Posee un efecto tonificante y equilibrante del sistema nervioso, por lo que el consumo de avena es adecuado en caso de ansiedad, nerviosismo, fatiga o astenia, insomnio y situaciones de estrés.
Lactucina. Es uno de los principales componentes del jugo o la salvia de la lechuga. Esta sustancia tiene un efecto tranquilizante. Ayuda a calmar los nervios y a dormir mejor por las noches.


Obesidad femenina
Las mujeres con obesidad abdominal tienen más riesgo de fallecimiento por evento cardiaco o cáncer
La obesidad ha alcanzado tasas de epidemia a nivel mundial y preocupa seriamente a las autoridades sanitarias; se ha convertido en un problema de salud de primer orden. De hecho, alarma su asociación con enfermedades crónicas que van en aumento, como la diabetes, enfermedades cardiovasculares e hipertensión arterial, entre otras. Ahora, una investigación estadounidense perfila esta percepción un poco más: las mujeres con grasa localizada en el abdomen presentan mayor riesgo de muerte por enfermedad cardiaca o cáncer.

-
Estudios anteriores ya habían puesto sobre aviso que la acumulación de grasa visceral, es decir, el tener una barriga prominente, multiplicaba por cuatro el riesgo de sufrir enfermedad cardiovascular y cerebrovascular, además de diabetes e, incluso, cáncer de colon. Más importante que el hecho de tener un peso por encima de lo normal es la acumulación de grasa en ciertas partes del cuerpo. Pese a que las autoridades sanitarias luchan contra ello en el mundo desarrollado, el perímetro abdominal no deja de crecer. En España, las cifras lo confirman: el 30% de los varones y el 37% de las mujeres tienen una cintura mayor de lo que sería aconsejable.
Riesgo en femenino
No obstante, ser hombre o mujer repercute de distinta manera en la salud. Hasta ahora se conocía que las mujeres con exceso de grasa en la cintura tenían más probabilidades de sufrir enfermedad cardiovascular. Sin embargo, investigadores del Instituto Nacional de Salud y el Colegio Médico de Harvard (EE.UU.) van un poco más allá, y acaban de publicar en la revista "Circulation" que el sexo femenino con obesidad abdominal tiene más riesgo de morir por problemas cardiacos o cáncer, con independencia de su peso.
En el estudio se ha observado que las mujeres del grupo de mediana y avanzada edad con un perímetro abdominal superior a 88,9 centímetros, tienen el doble de posibilidades de morir por evento cardiaco o cáncer en comparación con aquéllas con una cintura menor de 71,3 cm.
El bebé de una gestante obesa tiene más riesgo de sufrir diabetes y obesidad en la edad adulta
Asociado al cáncer, aquellas mujeres con grasa acumulada en el abdomen tienen un 63% más posibilidades de morir que las delgadas y, además, el exceso de perímetro abdominal puede estar relacionado con tumores de riñón y colon. Los resultados del estudio también confirman un hecho demostrado en anteriores estudios: los riesgos asociados a la grasa abdominal (niveles altos de colesterol perjudicial y resistencia a la insulina) son independientes del índice de masa corporal (relación entre el peso y la altura).
Obesidad en el embarazo
También la obesidad hace mella en los embarazos. Según un estudio publicado recientemente en la revista "American Journal of Obstetrics & Gynecology", cada vez hay más gestantes con sobrepeso y obesidad. Esta situación repercute negativamente en los neonatos, ya que nacen con más grasa y menos músculo que los hijos de mujeres con peso normal, según concluyen los investigadores del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Oklahoma (EE.UU.).
Esto provoca que, cada vez más, tanto en EE.UU. como en Europa, nazcan bebés de más 4.000 gramos, lo que los hace más propensos a presentar obesidad en la edad adulta. Asimismo, un bebé de una madre obesa tiene más riesgo de sufrir diabetes, ya que el músculo es un de los mayores consumidores de glucosa (azúcar). Ante un bebé con un alto porcentaje de grasa, el coordinador del estudio, David A. Fields, anima a seguir la lactancia materna, ya que las evidencias señalan que los bebés alimentados con fórmula artificial suelen ser más propensos a tener sobrepeso.
Con barriga, ¿más demencia?
Una barriga prominente, tanto de ellos como de ellas, en la mediana edad, es la responsable de aumentar el riesgo de sufrir demencia a partir de la séptima década. Así concluye un estudio publicado recientemente en la revista "Neurology". La investigación, liderada por Rachel Whitmer, de la Kaiser Permanente en Oakland (EE.UU.) asocia, por primera vez, el perímetro abdominal a la perdida progresiva de las funciones cognitivas. Según la investigadora, el perímetro sería un indicador de "desregularización" metabólica que, a largo plazo, resultaría en demencia.
Sin embargo, la especialista observa que podría ser un mal indicador en personas de edad avanzada por su tendencia a perder musculatura y ganar barriga. El estudió contó con una muestra de, aproximadamente, 6.600 personas de entre 40 y 45 años, a la que se midió su densidad abdominal, asociada, a su vez, con el tejido graso visceral que rodea los órganos. Los resultados apuntan que el hecho de tener abdomen prominente y sobrepeso aumenta en 2,5 veces, comparado con las personas que presentan un peso normal, la probabilidad de presentar demencia a partir de los 70 años.
Si a una gran barriga se le suma obesidad, el porcentaje aumenta hasta 3,6 veces más. Por otro lado, sólo presentar sobrepeso u obesidad representa un 80% más de riesgo. Ante tales cifras, los investigadores argumentan que esta posible relación no se debe exclusivamente a la obesidad, sino a un complejo paquete de factores asociados a conductas y hábitos poco saludables.
VIENTRE PLANO
El deseo de lucir un vientre plano y una cintura libre de grasa ha hecho que numerosos fabricantes encontraran algo parecido a un filón de oro. Infinidad de anuncios de aparatos para hacer abdominales sin esfuerzo asaltan cada día las pantallas de televisión, prometiendo que unos pocos minutos al día convierten la grasa abdominal en la deseada "tableta de chocolate". Pero, realmente ¿son efectivos? Los datos disponibles apuntan que no existe evidencia que así sea, aunque se calcula que en EE.UU. se gastan, cada año, cerca de 100 millones de dólares.
Los expertos aseguran, además, que para deshacerse de la grasa abdominal no sólo bastan este tipo de ejercicios. Para que sean efectivos conviene combinarlos con ejercicios aeróbicos, es decir, andar, correr, ir en bicicleta, que son, en definitiva, los que permiten perder calorías. Los ejercicios abdominales, insisten, son del tipo anaerobio, y ayudan, en todo caso, a definir la musculatura. Además, en una situación de sobrepeso u obesidad, la dieta es un factor determinante.



Más dolor de rodillas con obesidad y sobrepeso
Un peso corporal excesivo multiplica por tres la probabilidad de sufrir dolor y desgarro en el cartílago de la rodilla
Las patologías más frecuentes de la rodilla son las lesiones de menisco o de ligamentos cruzados y la artrosis dependiente de prótesis. Cerca de un 15% de las personas que sufren estos problemas articulares son obesas, ya que las rodillas soportan demasiado peso. Pero además, estos pacientes padecen una alteración de los niveles hormonales que acelera el desgaste del cartílago, lo que aumenta el riesgo de enfermedad articular degenerativa, la osteoartritis.


- -
Las personas obesas padecen a menudo dolor de rodilla. Esto es un hecho. Del mismo modo que a los amortiguadores de un coche que transporta mucho peso les cuesta absorber las sacudidas de golpes y baches, las rodillas de una persona obesa también sufren. El cartílago que cubre las terminaciones óseas proporciona una superficie lisa y deslizante que, junto con el líquido sinovial, facilita el movimiento. Pero más allá de una determinada presión sobre la zona, hay varios factores que relacionan obesidad y rodilla.
Los problemas de circulación de las personas obesas reducen el aporte de sangre a los cartílagos. Diversos estudios constatan que cuando la masa corporal supera un rango saludable, el individuo tiene tres veces más probabilidades de sufrir dolor o un desgarro en el cartílago de la rodilla. Otros trabajos apuntan que las mujeres con obesidad tienen casi cuatro veces más riesgo de sufrir estos problemas, en comparación con mujeres con un peso saludable. En el caso de los hombres, el peligro se multiplica por cinco. Respecto a la edad, aunque los problemas de rodilla se diagnostican en general en personas mayores, el sobrepeso aumenta las posibilidades de sufrir dolor en obesos de mediana edad.
Tecnología para tratamientos especiales
Perder peso y mantenerse en forma ayuda a disminuir algunos de los síntomas y a enlentecer el progreso de la enfermedad
La Unidad de Rodilla del Hospital Clínic de Barcelona ha destacado cómo cerca de un 15% de las personas con esta patología de rodilla son obesos graves. Por ello, ha diseñado un tratamiento especial basado en la educación terapéutica y la adaptación funcional. En 2006, cuando se empezaron a detectar las dificultades y complicaciones que surgían en el momento de intervenir a estos paciente quirúrgicamente, se inició un programa de control diferenciado. Mediante unas herramientas tecnológicas innovadoras y específicas, los especialistas han conseguido una alta flexión de la rodilla (mínimo de 120 grados). Son tres prototipos de prótesis que se aplican según el grado de obesidad, con el objetivo de conseguir un menor desgaste en la movilidad.
En la misma Unidad también se estudian las posibilidades de reducir la masa corporal en un 5% después de la operación para mejorar la calidad de vida del paciente, ya que está demostrado que una mínima pérdida de peso se traduce en una mejora sustancial de la rodilla. También se investiga la aplicación de nuevos materiales, como la cerámica o el polietileno de alta densidad, para disminuir el desgaste de las prótesis.
Osteoartritis, el vínculo
En muchos casos, la relación entre dolor de rodilla y obesidad culmina con la génesis de osteoartritis o artritis degenerativa (la forma más común). Esta condición se origina cuando el cartílago de la rodilla que facilita el movimiento se desgasta. Los primeros síntomas se detectan tras llevar a cabo actividades físicas de intensidad. Con el tiempo, las rodillas pueden doler más a menudo, o sentir rigidez después de levantarse de la cama o tras estar sentado durante un tiempo. Las rodillas también pueden hincharse y crepitar mientras se camina.
Un exceso de peso conduce a la liberación excesiva de la hormona leptina, asociada con el desarrollo de la osteoartritis. Además, la grasa corporal puede liberar sustancias que promueven la inflamación del organismo. Dos de ellas, denominadas factor de necrosis tumoral e interleucina-1, parecen desempeñar un papel importante en el daño del cartílago.
Sin embargo, no hay cura para la osteoartritis. Perder peso y mantenerse en forma ayuda a disminuir algunos de los síntomas y a enlentecer el progreso de la enfermedad, mientras que algunos medicamentos disminuyen o retrasan la inflamación en el cuerpo.
Aliviar el dolor
Junto con la pérdida de peso, varios tipos de ejercicios moderados alivian el dolor. Estos se deben consultar con el médico, que analizará posibles problemas crónicos o las probabilidades de sufrir una lesión, y elaborará un plan adecuado e individualizado.
Los ejercicios más recomendados son la natación (flotar reduce el impacto en la rodilla) y la marcha a ritmos moderados (caminar o pasear); también ir en bicicleta y ejercicios de fortalecimiento de los músculos. Se desaconseja cualquier deporte de contacto, de alto impacto o que requiera dar saltos continuados, como sucede en la práctica del fútbol, baloncesto, tenis o squash, entre otros. Una vida más activa resulta de gran ayuda.
AUMENTO DE LOS CASOS DE OBESIDAD

-
En una conferencia reciente organizada por las fundaciones Rafael del Pino y Lilly, el profesor de nutrición y genómica José María Ordovás afirmó que los casos de obesidad experimentarán un gran aumento en los próximos años en España, lo que supondrá graves costes sociales y económicos. Ordovás, director del Laboratorio de Nutrición y Genómica en el USDA-Human Nutrition Research Center on Aging de la Universidad de Tufts (Boston, EE.UU.), apelan a la prevención para poder parar el gasto sanitario. Esta prevención pasa por la educación y por entender qué ocurre en una enfermedad como la obesidad.
Según Ordovás, el conocimiento de las bases genéticas es la clave para la prevención. La carga genética representa un 50% del riesgo de desarrollar obesidad. La otra mitad se puede controlar con dieta y hábitos de vida saludables. Aunque cada persona tiene una genética distinta, las poblaciones comparten rasgos comunes debido a su adaptación al ambiente y a sus circunstancias a lo largo de miles de años. El científico se refiere a la "biocronología" y a cómo los estilos de vida han llevado a una mala adaptación genética a los cambios. Hay un desacoplamiento entre lo que "se hace" y lo que la biología "espera que se haga", y esto ocasiona un estrés metabólico.
Para Ordovás, es muy importante mantener unas pautas horarias y alimentarias diferentes en cada individuo, en función de su genética. No obstante, ciertos hábitos comunes favorecen a toda la población. Hay que aplicar el sentido común y no olvidar nunca las calorías que se consumen.



Fitoterapia: Otra rama de la medicina
La fitoterapia, al igual que ocurre con los medicamentos sintéticos, debe indicarla el médico
Este mes de marzo se aprueba en la UE una directiva que obligará a los Estados miembros a legislar en menos de año y medio una ley que regulará el uso y control de las plantas medicinales, cuya inspección se efectuará siguiendo la legislación de medicamentos. Se logra así normalizar la creciente "comercialización de plantas o partes de plantas en su estado natural para su uso terapéutico directo sin el procesamiento químico al que están sometidos los fármacos", que en medicina se denomina fitoterapia. Reconocida como rama médica por la Organización Mundial de la Salud en 1978, en Alemania, Francia y Suiza, la fitoterapia está incluida en la legislación que regula el resto de las prácticas médicas y farmacológicas.
Históricamente, la fitoterapia jugó un papel fundamental en la ciencia de la salud occidental, aunque el avance de la química -que permitió sintetizar principios activos e inventar nuevos-, le relegó a un segundo plano. De todos modos, el 25% de los fármacos actuales tienen su origen en alguna planta, y es aún mayor el porcentaje de las que tienen un principio activo vegetal: el Taxol, el fármaco antioncológico más vendido del mundo, se extrae de la corteza del tejo del Pacífico; la aspirina viene de la corteza del sauce y la morfina de las amapolas.
Al igual que ocurre con los medicamentos, el uso inadecuado de estas plantas puede perjudicar la salud del usuario
El retorno de la confianza en el uso de productos de origen natural, por tanto, parece explicarse no sólo por el valor en alza del medio ambiente, de la ecología, la vida sana y lo natural en general, sino también porque los avances químicos, farmacológicos y clínicos han avalado con estudios y aplicaciones remedios que parecían caseros. A esto se suma el mejor control de calidad de las materias primas y una actitud más activa del paciente, que no se limita a seguir las indicaciones de médico, y quiere participar en su cura con un mayor conocimiento de causa.
Hemos de saber que en esto de las plantas medicinales la improvisación y el autoabastecimiento son poco recomendables. Consumámoslas sólo cuando sea preciso y bajo la supervisión de un especialista: algunas pueden causarnos problemas.
Corren riesgo de desaparición
La popularidad de las hierbas medicinales y la cada vez más extendida documentación sobre ellas ha supuesto una amenaza para la conservación de más de 10.000 especies de plantas de las 50.000 que se conocen con propiedades medicinales. La industria no ha tenido en cuenta la conservación de estas plantas por lo que muchas, sobre todo las que se cultivan en países pobres, corren el riesgo de desaparecer. Para evitarlo, se recomienda invertir en el cultivo de las plantas que se consumen e introducir un distintivo que permita identificar los productos elaborados con plantas cultivadas de forma sostenible.
Nociones básicas de fitoterapia
No se trata de sustituir los medicamentos prescritos por el doctor o doctora, sino todo lo contrario. La fitoterapia convive con la medicina facultativa, que suele hacer uso de ella como primera opción para curar y aliviar algunas patologías antes de pasar a otros medicamentos más agresivos y reservados para sintomatologías más graves.
Las plantas medicinales, al igual que los medicamentos, no son inocuas. Del mismo modo que mejoran el estado de salud, su uso incorrecto o una combinación inadecuada de las mismas puede hacer daño. Se ha demostrado que muchas plantas poseen principios activos muy potentes. Esto significa que, como ocurre con los medicamentos sintéticos, deben administrarse siguiendo el consejo de un especialista y en dosis recomendadas, ya que tienen interacciones con los nutrientes de los alimentos o con otros medicamentos. Además, también pueden provocar efectos secundarios.
La mayoría de las plantas medicinales se encuentran en farmacias, herboristerías y grandes superficies. Pero las que vienen acompañadas por un prospecto con indicaciones terapéuticas (han sido autorizadas por el Ministerio de Sanidad y supervisadas por la Agencia del Medicamento) sólo se pueden adquirir en farmacias.
En la mayoría de las ocasiones, y así queda señalado en las guías botánicas, el uso de plantas medicinales, al igual que de fármacos, está contraindicado para la mujer embarazada o que está dando pecho. Los lactantes, niños y ancianos son especialmente delicados, por lo que habrá que ser muy cauteloso con los tratamientos para estos colectivos.
Plantas medicinales: no sólo infusiones
Las plantas medicinales se someten a procesos de preparación que hacen que su potencial curativo se concrete en la realidad. Pero seamos prevenidos y consultemos con el médico.
Infusiones: la forma más sencilla de preparar las hojas y las flores, que no las raíces. Se beben calientes aunque algunas conservan sus propiedades a temperaturas frías.
Cocimiento: para las partes más duras de la planta, como raíces, cortezas, ramas y bayas. Hay que cortarlas en trozos, sumergirlas en agua fría y calentarlas hasta que el preparado comience a hervir. Puede beberse en frío o en caliente, tras filtrar el líquido.
Maceración: a menudo el calor elimina los principios activos; para evitarlo se recurre a la maceración en frío. El procedimiento consiste en echar la planta en un cazo, añadir agua fría y depositarlo toda la noche en un lugar fresco. Al día siguiente se cuela.
Aceites: los ingredientes solubles en grasas se extraen con una infusión en aceite, al que se le añaden las hierbas y se ponen al baño maría. Se cubre y se deja cocer a fuego lento durante 3 horas. Se deja enfriar y se cuela con una bolsa de muselina.
Cápsulas y polvos: también se pueden tomar en polvos espolvoreados sobre alimentos, o mezclados con tinturas para los emplastos.
Jarabes: se preparan combinando infusiones o cocimientos con miel o azúcar, para disimular el mal sabor de algunas plantas. Para aprovechar su mayor potencial, si se va a utilizar esta fórmula conviene elaborar la infusión durante más tiempo.
Lociones: las plantas también permiten un uso tópico.
Tinturas: consiste en dejar la hierba en alcohol, que nunca será industrial, para disolver los componentes activos. Su acción es más potente que infusiones y cocimientos.
Cremas o pomadas: resulta de la mezcla de agua con aceites al baño María.
Cataplasmas: es una mezcla de hierbas frescas o secas hervidas.

la siesta


Los beneficios de la siesta en la infancia
Los niños de uno a tres años reponen fuerzas y mejoran el almacenamiento de la memoria a corto plazo
La siesta durante la infancia es fundamental, sobre todo en los tres primeros años. En este periodo, el niño adquiere las bases necesarias para aprender de forma adecuada nuevos conocimientos y relacionarse con el mundo que le rodea. Esta pausa ayuda al cerebro a retener la información. Así lo certifican investigadores del Departamento de psicología de la Universidad de Arizona, en EE.UU., que concluyen que las siestas son una parte integral del aprendizaje de los más pequeños. Este trabajo se une a otros que ya destacaban cómo descansar durante el día reactiva y agudiza la mente.


- Más allá de curar el cansancio prolongado, el sueño facilita el almacenamiento de la memoria a corto plazo y deja espacio para nueva información. En los niños de uno a tres años, además, una siesta durante el día aumenta las posibilidades de alcanzar un nivel avanzado para discernir lo importante de lo irrelevante. Ésta es una de las conclusiones que se extraen de un trabajo estadounidense presentado en la reciente reunión anual de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia (AAAC), celebrada en San Diego (EE.UU.). Los investigadores analizaron las respuestas (mediante expresiones faciales) de niños de 15 meses de ambos sexos ante frases que habían oído con anterioridad, tras dormir o no unas horas.
Los niños que durmieron una siesta aprendieron una oración o las relaciones entre diferentes frases. Por el contrario, quienes no durmieron, no reconocieron las frases que habían escuchado antes. Los pequeños que dormitaron fueron capaces de generalizar su conocimiento de la estructura de la oración y predecir una nueva frase. Esto sugiere que la siesta favorece el aprendizaje abstracto, es decir, la capacidad de detectar el patrón general de una nueva información (después de una frase, viene otra).
Una hora de siesta despeja la mente y mejora la capacidad de aprendizaje
Si bien es conocida la importancia de estimular a lactantes y niños pequeños mediante la lectura, también es conveniente hablarles y exponerles a un amplio abanico de palabras. Estos estímulos deben llevarse a cabo, según los científicos, en un contexto bien regulado en el ciclo diario. Los investigadores aseguran que su trabajo es la primera demostración de que los niños, como los adultos, necesitan dormir para transformar el conocimiento en pensamientos abstractos.
Reponer fuerzas
Además de estos beneficios neurocognitivos, las siestas proporcionan, al acelerado desarrollo físico e intelectual de los niños en esta etapa, el tiempo de descanso necesario para reponer fuerzas. También ayuda a que los menores no lleguen a estados exagerados de agotamiento y tengan dificultades para dormir por la noche. Se ha confirmado que la siesta en la infancia reduce la hiperactividad y la ansiedad en los niños.
Las horas de sueño se limitan a medida que los pequeños crecen: un recién nacido puede dormir de 16 a 20 horas, que se reducen entre 10 y 13 en la etapa que comprende del año a los tres años. Estas necesidades no deben infravalorarse. La siesta diaria es imprescindible en determinadas franjas horarias. Cuando las horas necesarias no se cubren, los más pequeños pueden mostrar signos evidentes de fatiga o, incluso, problemas más sutiles que afectan al comportamiento y al rendimiento escolar.
Conseguir que el niño duerma
Para que un niño duerma la siesta en su primera infancia, hay que seguir una rutina tanto al acostarse por las noches como al dormir la siesta durante el día. Cuando se detecten señales de sueño (estar inquieto o frotarse los ojos), hay que llevarle a la cama para que sea consciente del acto de ir a dormir y concilie el sueño por él mismo. Generar un ambiente agradable (música suave, cuentos o canciones) puede ayudar.
La siesta no debe convertirse en una batalla, aunque se muestre resistencia a dormir, algo habitual a medida que crecen. Supone la oportunidad de realizar actividades más relajadas, como jugar con tranquilidad en su habitación o leer. Si se establece la rutina adecuada, descansar durante el día no tiene por qué interferir en las horas de sueño nocturnas. Está demostrado que dormir durante la tarde tranquiliza el estado de ánimo de los pequeños y facilita la conciliación del sueño por la noche. Al contrario, la fatiga extrema puede ser contraproducente y sobreexcitar tanto a los niños que, en este caso, la conciliación del sueño puede ser difícil.
MÁS BUENAS RAZONES

- Aunque un reciente estudio sobre "Hábitos de lectura de niños y jóvenes de Cataluña", llevado a cabo por el Consell Català del Llibre Infantil i Juvenil, asegura que el descanso después de comer no atrae a los más jóvenes -se sitúa justo por delante de ordenar la habitación, que es la última actividad preferida en un listado de nueve-, la mayoría de las investigaciones certifican los beneficios de la misma: la siesta reactiva y agudiza la mente.
Un trabajo llevado a cabo por la Universidad de Berkeley (EE.UU.), revela que una hora de siesta puede mejorar la inteligencia de las personas, ya que despeja la mente y favorece la capacidad de aprendizaje. Según los investigadores, dormir menos horas aletarga la mente. Una noche de insomnio desciende en casi un 40% la capacidad para retener nuevos datos. Los mismos investigadores ya habían corroborado esta afirmación en estudios anteriores.

Merengue para tartas
Los merengues, como las cremas y otras coberturas pasteleras, realzan el aspecto y el sabor de tartas o bizcochos
El merengue es un dulce que puede consumirse solo o como relleno de tartas y pasteles. Se presenta con una textura blanda o dura, en función de la concentración de azúcar. Los ingredientes principales, además de este edulcorante, son la clara de huevo y, en ocasiones, una pizca de limón y sal. El origen de las tartas con este acompañamiento son las conocidas carlotas, un postre que consiste en revestir un molde con bizcochos de soletilla, relleno con una crema de bavarois (gelatina y nata montada).


- El merengue varía en función del dulce. Uno de los más estables es el italiano, que se utiliza a menudo en mousses, souflés y postres fríos. Si se busca un acompañante para tartas, lo apropiado es el merengue cocido, más espeso que el resto de variedades. Las tartas de merengue sustituyen los bizcochos de soletilla de las carlotas por lenguas de merengue y un relleno de tortas de este dulce cocido a baja temperatura. Por encima, se puede añadir una crema fría o un helado.
Decoración para tartas
Las opciones para elaborar una tarta son tantas como las ideas de quien se encargue de ella. En el caso del merengue cocido, exige batir las claras con azúcar glasé al baño maría, con calor muy suave, hasta que alcance la consistencia de una crema espesa y brillante.
El merengue cocido es una elaboración óptima para decorar tartas y dorar al horno
Antes de introducirla en el horno, se forra la placa con papel o se coloca una placa de silicona apta para ello. Con el merengue, se hacen dos círculos más pequeños que el del diámetro del molde que se vaya a utilizar y se rellenan con otros círculos concéntricos hasta formar una torta. También se añaden unas lenguas de merengue del tamaño y forma de un bizcocho de soletilla.
Se espolvorea el azúcar glasé y se introduce al horno a 100ºC durante tres horas. Transcurrido este tiempo, se coloca un círculo de merengue cocido en la base, sobre la cual se vierte helado. Se tapa con la otra torta de merengue y, alrededor, se colocan las lenguas de merengue cocido. El siguiente paso es conservar todo en el congelador durante 15 minutos y sacar unos cinco minutos antes de servir.
Otras preparaciones
El merengue puede acompañar a otros pasteles, como el denominado ruso de Bilbao, formado por varias planchas rectangulares de merengue cocido, rellenas de nata o crema de mantequilla y cubiertas de azúcar glasé. Se cortan en forma rectangular y suelen adquirir una altura de unos diez centímetros.
Otras tartas utilizan un tipo de merengue que se consigue al batir las claras con almendra molida y un poco de maicena. Así queda un semi-bizcocho que, una vez cocido en el horno en placas, se rellena con crema pastelera o mantequilla. Una placa de merengue troceada se puede rellenar con crema de mantequilla, moca o nata con fresas, entre otras muchas opciones.
EL TOQUE FINAL
Para rellenar una tarta, se corta en horizontal, en dos o tres partes, y, entre ellas, se añade el ingrediente de relleno. No es preciso utilizar el mismo en cada una de las capas, pero sí hay que tener en cuenta la combinación de sabores para no echar a perder este postre. Un vez terminada la tarta, la decoración final se puede adecuar al motivo de celebración -si lo hubiera-. Esto dará un toque personal. Las opciones más fáciles y sencillas se realizan con manga pastelera y nata, frutas escarchadas (como las guindas), fideos de chocolate o frutos secos enteros o troceados. Otras más sofisticadas consisten en figuras pequeñas realizadas con mazapán, que aportan color y variedad a la preparación.