4 de enero de 2010

Los Misterios de la Luna y las Fases Lunares








La Luna ha sido desde la antigüedad y sigue siendo en la actualidad,el símbolo permanente de rituales, poderes mágicos y esotéricos.














Cuando el ardiente sol oculta su incandescente cuerpo más allá de las rojizas montañas, todas las formas de la Naturaleza anteriormente bañadas por sus dorados rayos van perdiendo su esplendor y lentamente se transforman en oscuras sombras, perfiladas por una tenue luz plateada. Es en ese momento cuando en el frondoso bosque comienzan a despertar los hijos de la noche, los búhos y los lobos. Ellos, como fieles servidores, alzan la mirada hacia su señora, la Luna, aquella dama que desde su altar celestial inicia el gobierno de su reino, el reino de la noche y del misterio.
Para el hombre antiguo la Luna era símbolo de la verdadera esencia femenina, en contraste con la esencia del hombre, de carácter solar.
Desde los primeros tiempos, a través de ciertos símbolos, encontramos intentos de representación del carácter cíclico y cambiante de la Luna. Su peculiar característica no podía representarse bajo un emblema estático, puesto que se distinguía esencialmente entre luna llena, media y oscura. Estos tres aspectos eran representados por dos medias lunas y un círculo o disco. Así aparece, por ejemplo, en una moneda hallada en Megara (Grecia), donde tres medias lunas están colocadas en una especie de cruz o esvástica primitiva. Al igual que ésta, otras medias lunas similares se encuentran en monedas mesopotámicas representando a la Diosa Triforme. Dichas monedas están relacionadas con otras muchas representaciones triples de la Diosa Luna. Del mismo modo, en la Grecia clásica, la Diosa Hécate representaba a la luna oscura, siendo acompañada por unos fieles perros. Curiosamente, del mismo modo se ha representado a la citada Diosa Triforme babilónica. Dicha cualidad trina se representa a través de estatuas posteriores donde aparece como una mujer triple.
También encontramos en culturas como la celta otras Diosas Trinas, como las Bridgets, que representan los tres aspectos de la Diosa Luna. Incluso cuando el cristianismo fue impuesto en países donde hasta entonces se había venerado a esta Diosa triple, su adoración fue reasimilada pasando desde entonces a figurar en las leyendas de "Las Tres Marías".
hallamos que general y constantemente la Luna ha venido representando simbólicamente a la Gran Diosa Madre Gestadora, y por tanto también está vinculada estrechamente a la figura de la mujer. En las distintas Mitologías del pasado se refieren a ella como a la "Materia Primordial" expresada simbólicamente en las figuras del mar o el agua, que alude a la "Matriz Generadora" de aquel primer instante de la Creación de donde posteriormente surgirá todo el Universo manifestado.
Aun así, contrastando los textos, paradójicamente nuestra protagonista aparece con una clara contraparte natural, cuando en lugar de creadora se torna destructora; y aunque este aspecto parezca negativo a primera vista, es necesario puesto que simboliza la destrucción de las formas gastadas, evidentemente imprescindible para poder formar una vez más cada nueva creación. Ejemplo de esto último lo encontramos en la milenaria China, donde la Diosa lunar es quien otorga la vida cuando periódicamente se produce una inundación. Podemos comprobar este doble aspecto en multitud de representaciones artísticas en diversas culturas, especialmente en el arte religioso, cuando se pinta cada mitad de su faz usando los colores blanco y negro. Así entre los ainu de Japón, la luna iba vestida con un traje blanco y negro. En Egipto, las Diosas Isis y Nephtis encarnarían también ambos aspectos lunares en sus formas creciente y decreciente. Isis aparece con la faz luminosa representando a la Tierra, a la Materia Primordial fecundada por el Espíritu que dará nacimiento al mundo; y es el aspecto virginal de la naturaleza femenina, su oculta faz. Por otro lado la Luna es también el astro que preside por excelencia los ritmos de vida en la Tierra. Crece y decrece, aparece y desaparece, su vida está sujeta a la Ley universal del devenir; nacimiento y muerte. La Luna revelaría al hombre su propia condición humana, sujeto al ciclo de vida y muerte, aunque no a la extinción.
S e dice que los viejos anales de la Sabiduría atemporal abarcan extensos compendios respecto al astro nocturno. Sintetizamos este punto aportando algunas pinceladas. Los antiguos filósofos herméticos pensaban que la Luna dio al hombre su forma astral o "Cuerpo de emociones". Más recientemente la extraordinaria ocultista Helena P. Blavatsky expuso asimismo cierta referencia esotérica hacia los Pitris o Padres Lunares como creadores de la parte física del hombre y de cada uno de sus principios inferiores. Comenta también cómo nuestro cercano astro se halla en estos momentos en un período o etapa de descomposición, girando a nuestro alrededor como si de un cadáver se tratase. En dicho proceso quedarían adheridos a la Luna ciertos "elementos extraños", ideas negativas, sombras, etc. Se trata de formas nefastas para el ser humano, puesto que nos atraerían hacia ciertos estados de retrogadación o profunda excitación emocional que puede arribar incluso a la locura, hechos que, por otro lado, han sido corroborados por la ciencia actual. Estas comprobaciones modernas ya quedaron reflejadas en el pasado bajo la forma de mitos. En Grecia a Hécate se la llamaba "Antena", "dadora de visiones"; una Diosa que a la vez podía aportar tanto inspiración como locura, precisamente porque el tipo de inspiración que aporta la Luna no es un pensamiento racional, sino algo de naturaleza más semejante a la intuición artística del soñador o del visionario; de ahí derivaría el término médico moderno de "lunático".
En toda cultura mistérica, la Luna era venerada por mujeres. Ellas estaban a cargo de prácticas mágicas destinadas a fomentar su poder fertilizador. Las funciones más importantes eran el abastecimiento del Agua Sagrada y el cuidado de la llama Sagrada que representa la luz lunar, que no debía extinguirse jamás. En muchos lugares, las sacerdotisas recibían supuestamente la Energía Fertilizante de la Deidad en beneficio de toda la comunidad. Los numerosos templos dedicados a las más diversas e importantes Diosas del mundo eran atendidos por sacerdotisas que se convertían en perfecto canal para la manifestación de la Divinidad en cuerpo y alma. Tal es el caso de las sacerdotisas Mama-Quilla en Perú o las vestales romanas, dedicadas a mantener este fuego sagrado en el templo de la Diosa-Matriarca.
En la antigua Babilonia se pensaba que la fertilidad, el embarazo y el nacimiento de los niños tenían una estrecha relación con la influencia de la Luna. Los ahts y groenlandeses creen que la Luna es incluso capaz de embarazar a las mujeres. Y muchas tribus de Nigeria creen que no se necesita marido para la procreación, ya que la Gran Madre Luna, que está en el cielo, manda al Pájaro Luna a la Tierra para traer bebés a las mujeres que lo deseen. Esta idea no es muy distinta de la nuestra cuando a los niños se les dice que los bebés son traídos por una cigüeña.
En las tribus más primitivas no sólo se responsabiliza a la Luna del embarazo, sino que también tiene otra función piadosa: la de cuidar el nacimiento del niño. Por eso, la mujer que está a punto de dar a luz se dirige a su protectora celeste para pedirle ayuda en esos difíciles momentos. A menudo el principal trabajo de la comadrona consiste en rezar y ofrendar al astro para asegurar un parto fácil. Aún en nuestros días, las mujeres del sur de Italia llevan una media luna como amuleto para obtener el socorro de la Luna durante el nacimiento de los niños.
Durante milenios, el ser humano ha vivido armoniosamente acompasado a los distintos ritmos de la Naturaleza. Nuestros antecesores, ayudados por calendarios solares y lunares, conocían las energías e influencias de la Naturaleza, y aplicaban dicha sabiduría en la vida cotidiana. La Luna, como portadora de fertilidad, desempeñaba un papel muy importante, junto a otros astros, en el campo de la agricultura, llegando a recibir el nombre de "Madre y Señora de las Plantas". Su influencia no sólo se ha considerado favorable, sino indispensable para el crecimiento del Reino vegetal. En múltiples culturas, como representante de esta fuerza fertilizadora, o bien como Deidad de fertilidad, se le ofrecían plegarias previas a la siembra y la recolección; era también habitual la recogida de plantas medicinales en determinadas épocas, cuando contienen mayor cantidad de sustancias activas.

Las Fases lunares
La Luna ha sido desde la antigüedad el símbolo permanente de rituales, poderes mágicos y esotéricos. Pero, sabemos como y por qué suceden las fases lunares ?
La Luna es un cuerpo opaco, que brilla al reflejar la luz del Sol. A medida que se mueve en su órbita alrededor de la Tierra, la Luna presenta siempre la misma cara hacia nuestro planeta, por lo que desde la Tierra, sólo puede apreciarse la parte de su hemisferio iluminado que mira hacia nuestro planeta.
Las fases lunares se producen como consecuencia del cambio de las posiciones relativas de la Tierra, la Luna y el Sol. El porcentaje de la superficie lunar iluminada por el Sol que podemos ver desde la Tierra cambia y el ciclo se repite periódicamente cada 29,5 días.
Normalmente, conocemos cuatro tipos de fase lunar, que son la Luna Nueva, Cuarto Creciente, Luna Llena y Cuarto Menguante. Pero como la Luna demora aproximadamente 28 días en repetir sus fases, ella pasa no sólo por las cuatro antes mencionadas, sino que por infinitas fases intermedias a las cuales la tradición no les ha puesto nombre. Este es el motivo de que los astrónomos, se refieran a las fases lunares en porcentaje de iluminación. De ese modo, la luna nueva es 0%, la llena es 100%, y tanto creciente como menguante son 50%.
Días desdeLuna Nueva
Porcentaje iluminado
Nombre en Español
Nombre en Inglés
Traducción aproximada
0
0%
Luna Nueva
New Moon
Luna Nueva
4
25%
-
Waxing Crescent
Creciente Iluminante
7
50%
Cuarto Creciente
First Quarter
Primer Cuarto
10
75%
-
Waxing Gibbous
Gibosa Iluminante
14
100%
Luna Lena
Full Moon
Luna Llena
18
75%
-
Waning Gibbous
Gibosa Menguante
22
50%
Cuarto Menguante
Last Quarter
Último cuarto
26
25%
-
Wanning Crescent
Creciente Menguante
Cuando la Luna está en conjunción, se encuentra en la fase conocida como Luna nueva (1), en la que su lado oscuro mira directamente hacia la Tierra, por lo cual debería resultar invisible. A pesar de esto, es posible observar el disco lunar a causa de la luz solar que la Tierra refleja sobre él; este fenómeno suele denominarse "luz cenicienta".

Durante los días que siguen a la Luna nueva, se suceden fases crecientes (2) en las que el porcentaje iluminado de la cara visible de la Luna aumenta progresivamente, hasta llegar a la fase conocida como cuarto creciente (3), en la cual puede verse la mitad del hemisferio lunar iluminado.
Las fases crecientes continúan aumentando (4) hasta que una semana más tarde la Tierra se encuentra entre la Luna y el Sol, lo que permite que desde nuestro planeta pueda verse la totalidad del hemisferio lunar iluminado. Esta fase se denomina Luna llena (5).
Durante los días que siguen a la Luna llena, se suceden fases menguantes (6) en las que el porcentaje iluminado de la cara visible de la Luna disminuye progresivamente, hasta llegar a la fase conocida como cuarto menguante (7), en la cual nuevamente puede verse la mitad del hemisferio lunar iluminado.
Las fases menguantes continúan aumentando (8) hasta que una semana más tarde la Luna se encuentra nuevamente entre la Tierra y el Sol, entrando una vez más en la fase de Luna nueva (1)

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