17 de abril de 2010

a solas con nuestro yo interior


Sugerencias para librarse del cuanto-más-mejor


• Relájese, relájese, relájese. Nunca lo repetirá lo bastante. Examine con cuidado cuánta energía vital utiliza en la consecución de lo que ni quiere ni necesita. Practique una vez por día el decir no al cuanto-más-mejor. Diga un muy tajante “no, no voy a perseguir eso”. En lugar de perseguir el cuanto-más-mejor, dedique tiempo a jugar con su hijo o nieta. Lea un Libro Sagrado en lugar de afanarse en otro objeto. Váyase a dar un largo paseo por la orilla del río en lugar de dedicar tiempo a superar a los demás. Al liberar la energía que antes aplicaba a conseguir más, usted se libera a sí mismo para experimentar el júbilo de ser. Esto es la libertad, el escoger ser, no acumular. Descubrirá, a medida que adopte esta actitud, que muchas cosas que antes perseguía, incluido el dinero, comenzarán a aparecer en su vicia sin que las persiga. Esta es una de las grandes ironías de la vida.
• Concédase momentos de contemplación silenciosa. Trate estos momentos como algo absolutamente esencial en su rutina diaria. La práctica de la meditación o la plegaria silenciosa volverán a ponerle en contacto con Dios. Como lo expresó Mikhael Aivanhov en “El misterio de la vida”, “dondequiera que no existan límites, donde existan la infinitud, la eternidad y la inmortalidad, allí está Dios”. Los momentos de contemplación le apartan de la idea de que debe tener más. Llegará a saber que todo lo que necesita para tener una vida plácida, placentera y llena de amor, ya lo posee, y esta conciencia impregnará toda su vida cotidiana.
• Practique decir “paso”. Cuando comience a sentir la presión de ir a por más, limítese a decir la palabra “paso”. Es liberador dejar que ceda la presión por conseguir más. Después de decir esto unas cuantas veces sentirá una libertad interna. Este espacio interior quedará disponible para su yo espiritual.
• Vuelva a la naturaleza. La naturaleza es terapia. Concédase tiempo para ir a bosques, caminar por las montañas, pasear por los campos o a lo largo de la playa. El sencillo hecho de estar en contacto con la naturaleza es una forma de librarse de la enfermedad del querer más. Pase la noche durmiendo al aire libre con sus hijos o un ser amado, o a solas. Mire las estrellas y sienta su lugar en la infinita magnificencia del cielo nocturno. Le garantizo que adquirirá una nueva perspectiva de la vida. Verá la belleza del mundo natural y abandonará la creencia de que la acumulación es necesaria para sentirse completo. Añada a estas sugerencias las palabras de los Peregrinos de la Paz: “Una vida simplificada es una vida santificada”. Puede ser ejecutivo de una gran empresa, cabeza de una numerosa familia, representante de ventas, director de un gran hospital, tendero de una zona comercial concurrida... y a pesar de eso llevar una vida santificada. Es la conciencia de un nuevo propósito lo que necesita tener, una que abandone el “cuanto más, mejor”, y la reemplace por “la paz es mejor” (reemplace el tener razón por tener paz).
En la luz de Cristo,Centro Escuela Claridad

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